Algunas se quedarán para siempre, otras parecerá que nunca pasaron, y otras pasarán fugazmente dejando huellas imborrables.
Pero ninguna amistad será tan sincera e insustituible como la de nuestra mascota, siempre leal y cariñosa ¡de manera incondicional!
Sería genial que el comportamiento de las personas fuese igual en ese sentido: a pesar de nuestros defectos, de nuestras equivocaciones, de nuestro humor... siempre dispuestos a darnos todo lo mejor de su existencia: su cariño, su compañía, su tiempo a jornada completa, su agradecimiento a cada muestra de afecto...
Bueno, quienes tengan o hayan tenido una mascota, lo comprenderán...
Y éste es Dobby... un bull-dog francés, mimosón y travieso que, a pesar de recibir más de un gruñido y/o dentellada, siempre da segundas oportunidades a sus congéneres y sólo ladra en la intimidad del hogar, cuando algún ruido escandaloso e inesperado le saca de su estado placentero de total relajación.
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Dobby dibidú |
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